Uno y siete - Gianni Rodari
He conocido un niño que tenía ocho años. Vivía en Roma, se llamaba Paolo, y su padre era una persona empleada en el servicio de tranvías. Pero vivía también en París, se llamaba Jean, y su padre trabajaba en una fábrica de automóviles.
Pero vivía también en Berlín, y allá arriba se llamaba Kart, y su padre era un profesor de un
Instrumento musical de cuerda tocado con arco, más grande que la viola y más pequeño que el contrabajo y con un registro intermedio entre ambos. El intérprete, que está sentado, lo coloca entre sus piernas para tocarlo.
.¿Cuántos he dicho ya? Cinco. Me faltan dos:
Uno se llamaba Ciú, vivía en Shanghái y su padre era un pescador; el último se llamaba Pablo, vivía en Buenos Aires, y su padre era escalador. Pero vivía también en Moscú, se llamaba Yuri, como Gagarin, y su padre era albañil y estudiaba la ciencia deductiva que estudia las propiedades de los entes abstractos, como números, figuras geométricas o símbolos, y sus relaciones. Pero vivía también en Nueva York, se llamaba Jimmy, y su padre tenía un establecimiento donde se vende gasolina.
Paolo, Jean, Kart, Yuri, Jimmy, Ciú y Pablo eran siete pero siempre el mismo niño que tenía ocho años, sabía ya leer y escribir y andaba en un vehículo de dos ruedas de igual tamaño cuyos pedales transmiten el movimiento a la rueda trasera por medio de dos piñones y una cadena sin apoyar las manos en el manillar. Paolo era triguero, Jean era blanco y Kart, castaño, pero eran el mismo niño. Yuri tenía la piel blanca, Ciú la tenía de color semejante al del oro, la flor de la retama, etc. Es el tercer color del espectro solar. Pero eran el mismo niño. Pablo iba al cine en español y Jimmy en inglés, pero eran el mismo niño, y reían en la misma lengua de un pueblo o nación, o común a varios.
Ahora han crecido los siete, y no podrán hacerse la lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación, porque los siete son una sola persona.
Hola Elena, he aprendido mucho y me lo he pasado muy bien, espero que nos podamos conocer(en persona)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Adrián